domingo, 21 de marzo de 2010

VIDEO-PODER


Aquí transcribo fragmento interesante del libro Elementos de teoría política de Giovanni Sartori:
La televisión está cambiando al hombre y está cambiando la política. La primera transformación engloba la segunda. Pero es la video-política la que mejor representa, en este momento, el video-poder, la fuerza que nos está modelando. Y por ello mantendré que la video-política transforma la política en el más amplio contexto de un video-poder que está transformando en “hombre ocular” al homo sapiens producto de la cultura escrita.

En esta clave –digamos, en un sentido muy fundamental, en clave de paideia- el primer gran salto hacia delante, la revolución por antonomasia, fue la invención de la imprenta, de la que desciende el hombre de Gutenberg, en el hombre que ve, en el animal que podemos bautizar el hombre de McLuhan. Por lo tanto, hay que ser claro: la video-política de la que me ocuparé es únicamente un reflejo –pero también un espejo- del video-poder más general que es el poder de la imagen.

En Europa la video-politíca avanza, pero está todavía obstaculizada por múltiples ataduras. En los Estados Unidos la video-política se desarrolla, por el contrario, en estado puro, al ser la televisión enteramente privada, al estar totalmente “en el estado mercado”, al ser altamente pluralista y muy poco regulada. En los Estados Unidos la video-política se despliega al máximo porque no encuentra, como lo hace en Europa, el obstáculo de los partidos. No es sólo (como en Italia) que lospartdos controlen la televisión del Estado; incluso en donde no es así, los partidos europeos tienen en general la fuerza de cananlizar el voto, bien porque son grandes organizaciones de masas o porque todavía imponen sobre sus electorados improntas ideológicas. En los Estados Unidos los partidos ya son poco más que etiquetas. Si nunca fueron partidos centralizados, ahora son partidos fragmentados totalmente al servidio, circnscripción por circunscripción, de los candidatos. No es el partido el que hace que se elija al diputado o al senador, sino que es el candidato el que hace elegir al partido. En cuanto a la impronta ideológia (o canalización de tipo ideológico), ésta es tan débil como para permitir un creciente desdoblamiento del voto: republicano para la presidencia, democrático para las cámaras. Verdaderamente en los Estados Unidos no queda ni siquiera la sombra de ésta.
Hoy por hoy, en los Estados Unidos ( y Argentina lamentablemente) más que de cualquier otro factor particular de cuánto dinero pueden gastar determinados estrategas (personas que hacen los discursos, consejeros, pollsters, publicitarios) y de cuántos espacios televisivos pueden pagar.

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