Es el gallego Antonio Soto, líder de la Sociedad Obrera de Gallegos. De mirada retobada, y cuerpo endurecido por la labor de niño. Tenía 23 años cuando encabezó la primera huelga patagónica en 1920 contra los estancieros en pedido de mejoras laborales. Recio, cargado de idelogías “extranjerizantes”. Anarquista o comunista. El no lo sabía. El sólo sabía que el obrero debía ser respetado. Con una capacidad discursiva inusitada arengaba a las masas obreras y las hacía concientes de su ignominia. Fueron tiempos de lucha y pérdida, porque los estancieros y la “patria” supieron acallar los gritos despavoridos del obreraje oprimido. Y así fue, como hasta el día de hoy, poco sabemos de él y de los 1500 fusilados en la famosa Patagonia rebelde.
Este es sólo un intento aislado por volver a la memoria un personaje emblemático y olvidado que alimenta un misticismo que roza la irrealidad.
Juan estuve leyendo tus ultimos post y veo que tenemos algunos intereses comunes. Estuve medio alejada del blog pero ahora me dispongo a darle más tiempo así que vendré a visitarte más asiduamente.
ResponderEliminarUn abrazo.
Haré lo mismo contigo.
ResponderEliminarSaludos.