Latinoamérica que tan hermosa eres,
de dolor y sufrimiento, te has formado,
inentendida, marginada te han sepultado.
Te formaste de sabores amargos
y derrotas al corazón,
por corruptos vendidos
sin alma, sin valor.
Cuna de conquistadores,
y de grandes libertadores
que supieron ver en ti
los albores de un futuro próspero.
Querida Latinoamérica, mi corazón
sufre, late junto al tuyo,
y al unísono un sonido esperanzador se puede interpretar
y qué otra cosa él me puede dictar,
que aquella preciosa palabra: ¡Libertad! ¡Libertad!.
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